CONFUTATIS EN BERLÍN.HELENE GRIMAUD FILARMONICA DE BERLIN
DANIEL LÓPEZ FIDALGO
HELENE GRIMAUD A DEUTSCHE GRAMMOPHON ARTIST.FOTO (C) KASSKARA/DG
Berliner Philarmonie. 9 enero 2010Orquesta Filarmónica de Berlin. Direccion Tugan Sokhiev
Piano Helene Grimaud
El sábado 9 de enero tuvo lugar en la mítica Philarmonie de Berlín uno de los primeros conciertos del año en el que la Filármónica de Berlín estuvo acompañada por la excelsa Helene Grimaud. La temperatura, sobre 6 grados bajo cero, no logró disuadir al público berlinés de uno de los acontecimientos de la recién estrenada temporada. El acceso desde Postdamer Platz a la Philarmonie era realmente complicado, la ola de frío que arrasaba Europa se cebó particularmente con Berlín, estando nosotros para testificar. Una vez conseguido el acceso todo lo demás fue calor. El programa: Transcripciones de Liszt para Orquesta de Heinz Hollinger, Helene Grimaud tuvo a su medida el concierto para piano en sol mayor de Maurice Ravel y para acabar el concierto la sinfonía 2 op 27 de Rachmaninov.
La filarmónica de Berlín es realmente una orquesta imponente, desde sus primeros gestos, pasando por la afinación hasta la ejecución. La primera pieza fue abordada con una rotundidad que llamó la atención. La fantástica dirección de Tugan Sokhiev ( Osetia) estuvo a la altura de unos músicos que hicieron suya desde el primer momento una partitura compleja, sobre todo cuando se sabe que el todo el público está a la espera de lo que viene a continuación. Y llegó. Lejos de los flashes , de los lobos, de las campañas publicitarias que con tanta maestría maneja el sello Deutsche , Helene Grimaud demostró en un complejo foro el porqué de su carrera, de su fama y de su leyenda. Realmente Grimaud irradia energía desde que entra en escena. Conocedora a la perfección de todas sus virtudes, incluyendo su evidente agraciado aspecto, Grimaud lleva a la orquesta por el camino que desea, como y cuando quiere. Ravel se llenó de color en sus manos en una interpretación memorable. Su atención permanente a la dirección, su complicidad con la orquesta y su absoluta concentración fueron realmente impresionantes. Grimaud es primera figura, lo sabe y se complace en el proceso de su demostración al punto que, sin dejar de ser una intérprete excelente , no descuida ni por un momento ese halo que emana como un atributo consustancial a sí misma. Helene Grimaud, cautivó a un público que siempre parece tener ganado de antemano. El público berlinés vibró con Grimaud, con su delicadeza, con sus gestos elegantes y pausados, con su brío y personalidad templada. La interpretación fue realmente memorable, los aplausos se prolongaron casi durante un cuarto de hora para ser interrumpidos por un único bis que Grimaud regalo como avergonzada. Un acontecimiento realmente único en una interpretación realmente digna de recuerdo. Éxito rotundo de Helene Grimaud que recordó a Berlín ,la exquisitez de la naturalidad.