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STABAT MATER, TODO EL DOLOR DEL MUNDO.

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virgen maria

El dolor más profundo es el que proviene de las entrañas . Solo un hijo puede causarlo,y sólo su muerte puede reabrirlo. Nacer es empezar a sufrir.La mater dolorosa, que diría Zweig en la recreación de  la vida de Nietzsche, como arquetipo universal del dolor más lacerante y eterno. La carne propia deja de existir para recordar la esterilidad eterna y sobrevenida, la inutilidad de nuestra vida y también de nuestra muerte. La muerte de un hijo es la regresión a una fase de pubertad imposible, a una vejez que recuerda a cada arruga la miseria de una vida  a la que no habría nada que agradecer. Un proyecto fallido, un dolor imposible de metabolizar , porque es el dolor antinatura, aquél que invierte el orden de las cosas y que nos recuerda la inutilidad de todo esfuerzo. Ese dolor es el que deja las llagas sin posibilidad de cauterización, purulentas al oxígeno que las oxida y corroe como en un viático imposible.

 

Del bello poema del franciscano Jacopone da Toi surge una de las más bellas formas musicales concebidas. El Stabat Mater es la recreación armónica de todos los dolores del mundo, de toda la miseria de la vida humana, que en cambio, siempre se rehace para seguir la lux aeternam. El poema latino celebra los siete dolores de la Virgen, con posterioridad a la creación del mismo, comienza la música a matizar el sufrimiento que se hace evidente en las parcas palabras. Las secuencias del Stabat mantienen la pureza del dolor, pero lo dotan del consuelo que siempre parece aportar la música,hasta en las situaciones más desesperanzadas. El ritmo del Stabat Mater, como forma musical única, reitera ese sufrimiento que trasciende lo místico y lo degrada,precisamente porque no es el misticismo lo que lleva a la la madre al sufrimiento, sino lo humano, lo fieramente humano, que diría Blas de Otero.

No obstante ser el Stabat Mater una forma literaria que rápidamente se convierte en canon musical ,no se incorpora al rito latino hasta 1727.  Muchos autores han compuesto bajo esta forma excelsa, Pallestrina, Haydn, Rossini y sobre todo Pergolesi han recordado en sus divinas notas el sufrimiento materno, ese  que es consustancial a la mera condición maternal, pero que sufre un giro trágico cuando el fruto es más perecedero que el árbol que lo vio nacer.

Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristantem et dolentem
Pertransivit gladius.

 

Recomendamos Stabat Mater Pergolesi

Deutsche Grammophon. ClaudioAbbado.

 

Última actualización el Lunes, 14 de Junio de 2010 10:48  

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kavafis

 Conocido y estudiado siempre por su poesía, las prosas de Cavafis son en sí un complemento magnífico para el conocimiento de la personalidad del autor, de su tiempo y de esa Alejandría siempre mítica que camina en la historia,  siendo cruce de caminos entre oriente y occidente, entre lo árabe y lo griego, entre el ser y la nada.

 

Kavafis eterno, sus prosas no tienen desde luego el interés de su producción poética; algunos textos, meros diarios, otros, impresiones que no conforman un cuerpo definido en su producción literaria. Pero esas prosas recopiladas por Tecnos-Alianza, son el aderezo imprescindible para la comprensión de la personalidad de un autor que cabalga entre dos mundos: lo clásico, que se reviste siempre de esa melancolía que conforma un modo de acercarse a lo arcano; y lo moderno, con esos tiempos que cambian constantemente aniquilando el mundo de ayer, que recreó Zweig con idéntica melancolía. Los textos, son una amalgama de impresiones, exposiciones, teorías, y esa curiosa obsesión cavafiana por las medidas térmicas. Margarite Yourcenar ya lo hizo notar en su "A beneficio de inventario", Cavafis adora las temperaturas y demás mediciones. Hacer constar la edad de su protagonista, los grados al comenzar el día, al atardecer, a todas horas, dotan a los textos de veracidad meteorológica, no exenta de simpatía; de realidad extrema. Lejos de la anécdota, las prosas ayudan a ubicar con extrema exactitud a Cavafis, en su mundo, en su eterna circunstancia, siempre cambiante, en sus estados de ánimo pero inmutable en su realidad;  nos permiten ver su vida más allá de la Rue Lepsius, conforman la realidad privativa de un hombre que a veces se nos puede diluir entre los textos de Forster o Durrell. Cavafis, el alejandrino, el griego, el inglés, todo a un tiempo son estas prosas, ejemplarmente recopiladas.