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Foto under permission GHT Europe.

 La vida de Mariis  Jansons fue desde su primer llanto el duro relato de unos párrafos escritos a golpe de cincel en el pétreo  mármol del rigor. Su madre dio a luz en el Ghetto de su ciudad natal, Riga,para evitar su asesinato. Desde entonces el esfuerzo y el sacrificio parecen acompañarle en toda su existencia. La música fue su pasión y su refugio. Sus primeros pasos en su ciudad natal, y sus estudios en san Petesburgo  ponen la base a una carrera que tiene por fundamento la disciplina.

Karajan es su gran maestro y la figura del director salzburgués se instaura en cada cromosoma de Jansons. Su pasión y vitalidad encuentra en Karajan el referente perfecto y adopta muchos de sus modos en la escenografía de la dirección. Esa pasión casi le cuesta la vida en  1996 cuando se encontraba en Oslo dirigiendo la Boheme. Un ataque al corazón le sobrevino en plena escena y sólo la rápida intervención le salvó de una muerte segura con la que el destino, de forma tétrica, se reservaba la repetición de la biografía de su padre. Arvid Jansons, también director falleció por un ataque cardiaco mientras dirigía. Es curioso observar como el destino guarda trampas fatales, como en un retorno macabro, pero sin duda su destino no era morir aquella noche.

La dirección de la filarmónica de Oslo le ubica en la senda de los grandes directores europeos. En  2003 accede al puesto de director de la Orquesta de la radio de Baviera. Su pasión por el repertorio romántico y posrromántico le permiten desarrollar todas sus virtudes en la dirección. Atento a cualquier detalle, por pequeño que parezca,  conocedor a la perfección de cada músico, la orquesta es para él un engranaje en el que no debe fallar nada.

En 2004 sucede a Chailly al frente de la mítica Concertgebow de Amsterdam y su lavor al frente de la misma  le hace merecedor de grandes elogios como los de su compañero rattle que le califica como el numero 1 de la dirección europea. Conocedor de sus virtudes y limitaciones,y de la dura forja de su vida , huye de grandilocuencias. En 2006 dirige el concierto de Año Nuevo en Viena que siempre supone una dosis extra de popularidad entre los círculos menos expertos en música clásica. Jansons, con su exquisita educación y cercanía ,es uno delos referentes en la dirección europea, honorífico galardón bien merecido en un vida cincelada a sangre y fuego