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HEIDEGGER Y LA MÍSTICA MEDIEVAL

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Este volumen editado por Fondo de Cultura Económica sintetiza la visión heideggeriana del camino necesario para Ser Y tiempo. Un estudio del camino filosófico de la esencia mística, un punto de vista crítico de la visión agustiniana del hombre y la relación consigo y con Dios. Heidegger parte de la visión agustiniana de Troelstch, Dilthy, y v. Harnack. El conocimiento de sí mismo como meta mística en la relación con el propio ser creador  puede ser coto vedado para el hombre. El "Dasein" pieza angular del pensamiento de Heidegger está en la encrucijada. El Dasein, ese concepto simple y completísimo a la vez que fue desgranado con maestría por Edith Stein en su obra "La filosofía existencial de Heidegger", es algo que no es transparente para el hombre, el hombre no puede desbrozar de forma unilateral su propia consciencia de sí mismo, el corazón del hombre se llena de angustia por el mero hecho de vivir, la angustia existencial y su germen son la esencia del llanto del hombre. El conocimiento de la vida religiosa solo puede provenir del sentimiento religioso, ahí y justamente ahí se encuadra la mística. La mística como forma elevada de manifestación del fenómeno religioso es el objeto de estudio de un libro bellísimo, lleno de vericuetos para la búsqueda y encuentro de la concepción fenomenológica del Libro X de las Confesiones de s Agustin.

 

Libro de altura intelectual que demanda de lectura meditada y sosegada, para exquisitos paladares. 

 

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YO FUI MI MEJOR CLIENTE. HEINZ BERGGRUEN. ED. ELBA

 Traemos a nuestras páginas una recomendación de primera linea. Elba nos presente un cuidado volumen memoria viva de la historia del arte de buena parte del siglo pasado. Berggruen, cosmopolita y visionario, hombre de vida pasional y apasionante, narra en primera persona la evolución de una pasión que fue su vida: el coleccionismo. Coleccionar como elevación del espíritu más allá de la mera actividad de acaparar, coleccionar arte como medio de conocimiento del artista, del entorno, del contexto de la época. Berggruen participa de una época prodigiosa y entabla contacto y amistad con muchos de los grandes maestros. Estrechamente ligado a Picasso, es fiel cronista de parte del carácter del malagueño; numerosas anecdotas de la vida de éste, de sus particular visión de la vida y del propio arte. Matisse, la ubicua Gertrude Stein, Sartre, y todo el elenco de ese Paris que era una fiesta, con un rato en Deux Magots, de donde salia un encuentro providencial, una amistad duradera que podría diluirse en una copa de absenta, para retomarla en el Cafe de Flore. Berggruen colecciona y acapara, vende y se queda con obras por amor al arte, construye una colección para Berlin y nos da una rica visión del mercado del arte, que no del mercadeo, tan común hoy donde muchos coleccionistas no son sino marchantes, tratantes de ganado a la espera de una subasta beneficiosa. Sin ocultar la mercantilidad de su actividad, Berggruen se erige fedatario de una época en la que se forjaron muchas de las grandes colecciones que provenían directamente de las fuentes: un café con Picasso en Antibes de donde sale un regalo improvisado sobre una servilleta, una tarde con Matisse que crea un trato preferente... quien sabe que podía deparar una visita al taller de cualquier artista en los años de la efervescencia creativa del nuevo arte.