ConfutatisWeb

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Discos Discos EL REGRESO DEL GENIO ESQUIVO

EL REGRESO DEL GENIO ESQUIVO

E-mail Imprimir PDF

Vuelve el genio silente, Zimerman el pianista esquivo. Una grabación de Zimerman es siempre noticia, su aversión a ellas y al tumulto que siempre supone su promoción parece que le hacen evitarlas. Es Zimerman uno de esos personajes a la antigua usanza, un hombre dicen que hosco, malhumorado como quizás lo seamos todos en breve. Su carácter, el carácter de un hombre es su destino nos decían, dota a su interpretación de cierto aire misterioso, intimo y al tiempo reluciente. Zimerman es especial, su sensibilidad se deja ver en cada nota y este disco no es una excepción. Las Sonatas D959 y D960 de Schubert se atemperan en sus manos como arcilla dócil, la profundidad de su interpretación hace de su escucha una experiencia única, que a nuestro juicio no se obtiene de otros maravillosos pianistas de nuestro tiempo. Tal vez Kissin detenta un ideario semejante, esa tradición donde la técnica infalible le deja espacio a la emoción argumental, a la impronta de un mensaje especial que parece susurrarnos al oído la belleza de indescriptible de la música  

 

Asociados


Newsflash

memento vivere

NO TE OLVIDES DE VIVIR

GOETHE Y LATRADICION DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES. Ed.Siruela.

Siruela presenta un trabajo impecable. Pierre Hadot nos traslada a la visión goethiana de la vida. Tenerla presente, eso es lo importante. La vida es lo único que importa, decía Lorca “Lo que mas me importa es vivir”. Esa vida, la constancia del momento presente que recreó el propio Goethe de manera tan hermosa en Fausto: “Detente instante, eres tan bello”. La vida hoy incardinada en los postulados epicureístas, entroncar con Marco Aurelio es el presupuesto del “memento vivere”, acuérdate de vivir como la otra cara de la moneda del memento mori latino, acuerdate de morir “recuerda que eres mortal” como se les susurraba a los emperadores en su iter laureado sobre pétalos de rosa, como recuerdan también los monjes de la Gran Trapa cavando cada día la fosa que albergará sus cuerpos cuando la muerte habite.