EL TALENTO DE YUJA WANG
Miércoles, 23 de Mayo de 2018 09:15
Daniel Lopez Fidalgo
El ciclo Grandes Intérpretes Fundación Scherzo nos ha traído este martes a Madrid a una de los mayores talentos del panorama musical sin lugar a dudas. Yuja Wang ( Beijing 1987) es una de esas intérpretes que se ve cada mucho tiempo, cada demasiado tiempo. Sabida es la condición de artista mediática de la pianista, así como su carisma, su fuerza, su estilismo cuidado pero detrás de todo eso o delante, para ser justos, se encuentra una pianista absolutamente excepcional. El piano como instrumento es infinito, de eso ya no cabe duda, el instrumento permite mil colores, matices, modos de ataque, digitación... La versatilidad del piano permite al artista acogerse a todo el abanico de opciones para la puesta en escena, y Yuja usa de todos los recursos de los que puede disponer un pianista. Wang puede alternar una digitación diabólica con la mas intensa profundidad y lirismo con la misma naturalidad que puede desgranar una pieza para darle la vuelta y volverla a concebir de nuevo. Yuja crea, crea desde la partitura otorga matices y visiones increíbles, alterna momentos de lirismo emocionantes como en los Preludios de Rachmaninov, o en su bis de Orfeo y Euridice, con digitaciones sobrecogedoras al alcance de muy pocos como en los estudios imposibles de Ligeti. La sonata op 84 de Prokofiev, indeseablemente interrumpida por un inoportuno teléfono, permitió a Yuja, superado el trance y el disgusto, aplicar toda su concentración para emocionar a un público entregado que desgraciadamente es rehén ya demasiadas veces de una minoría. Yuja es una pianista prodigiosa, una pianista excepcional que es capaz de interpretar toda la complicación del piano, y toda su divina sencillez. Yuja no es estilismo, ni mera imagen, hablar de esta artista en términos de revista de moda es una aberración. Yuja Wang dispone de todos los recursos que puede tener a su alcance un pianista, la ampliación de su repertorio a piezas de hondura y lirismo desmiente su carácter de artista mecánica que siempre suele usarse para la descripción de los pianistas orientales. Wang dio una lección interpretativa, de colocación , digitación, lirismo, emoción .... y concentración. Siete bises para premiarnos, suele ser un número ya habitual; nos premió pero quizás no merecimos tanto. De entre ellos la belleza honda de su Orfeo y Euridice y su ya tradicional arreglo de la Marcha Turca que es una delicia interpretativa. Nuestro agradecimiento a Fundación Scherzo.
GRIMAUD Y SUS PERSPECTIVAS
Lunes, 17 de Abril de 2017 15:35
CONFUTATIS
Nuevo disco de Helene Grimaud en el sello amarillo, esta vez lleno de perspectivas. La mirada adelante pero de reojo mirando ya hacia atrás en una carrera dilatada y llena de éxitos. Grimaud habiendo superado escollos vitales, presenta un nuevo trabajo con parte de sus partituras favoritas. Llena de matices y sensibilidad sus interpretaciones mas notables en un disco que forma parte de lo mejor de sus últimos trabajos sin ningún género de duda. Bach, Debussy, Mozart, Beethoven, Bartok reunidos en las sensibles manos de esta pianista que acaricia un modo interpretativo que complementa la fuerza vigorosa de otros grandes divos del piano. Grimaud sigue atrayendo a un público fiel, y sobre todo a un público joven lo que es una noticia de elevadas proporciones; la renovación generacional en los auditorios y en la escucha de la música clasica es algo que conlleva presupuestos estéticos que Grimaud cumple, y su sello lo sabe. Es época de compendios, de discos que combinan piezas de furza expresiva con otras mas delicadas y melancólicas y en este tránsito Grimaud se sitúa con maestría con trabajos elegantes como el que recomendamos
Última actualización el Lunes, 17 de Julio de 2017 16:32
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JOSE LUIS PEREZ DE ARTEAGA
Miércoles, 08 de Febrero de 2017 12:17
CONFUTATIS
Ha fallecido Jose Luis Perez de Arteaga. Gran erudito, estudioso, y amante de la música, identificado con la retransmisión del concierto de Año Nuevo; sus conocimientos, su voz pausada, su erudición quedarán en la memoria de los aficionados. Nuestro mas profundo sentir por esta enorme pérdida
El rapto de las musas
Domingo, 25 de Septiembre de 2016 17:15
Daniel Lopez Fidalgo
26 de septiembre Como en una mañana clara tranquila, como de sosegada laguna, que decía Pedro Antonio de Alarcón, mañanas en que el corazón del hombre se dilata al par del cielo y la tierra y vienen al alma mas vivos y melancólicos que nunca los recuerdos de los seres que nos arrebató la muerte. Como en una de esas mañanas el joven Klaus Inglemann descubrió en Alejandría el poder de la Musa. Las creía habitantes del Parnaso, que había visitado con su padre, y no reparó jamás en ellas. Allí la vio por vez primera, en una mañana de agosto, extraña y densa como el lago Mareotis. Allí la vio por vez primera con sus ojos claros de mirada noble, delgada, con un recogido que se coronaba a sí mismo, como de diosa griega. Sus piernas fuertes, y toda aquella presencia moviéndose de manera que el cosmos parecía engrasarse en un rito presidido por Serapis. Ese fue el logos y el thopos, ese fue el momento en el que Inglemann, apodado Dálmata por sus lunares asimétricos, cambió su vida notando súbitamente que nada sería igual jamás. Aquella tarde como decía Bowles se convirtió en trascendente, una tarde sin la que ya no podrás entender tu vida. La buscaba sin descanso, volvía a pasar por el bulevar con la ilusión de aquella vez primera, preguntaba a camareros y transeúntes, quería verla pasar de nuevo bajo aquel desconchado anuncio de Campari. Quería verla como en aquel poema de Kavafis y se fue a la calle Lepsius, para encontrar el hilo. Los hilos invisibles con los que la vida juega con nosotros, los hilos que nos teje alrededor, tan invisibles. Los hilos que te unen para siempre. Quería decirle que ella le inspiró toda su obra, aquellas sinfonías que maravillaron al mundo, los cuartetos que hacían llorar de belleza. Quería decirle que nada se entendería sin ella, que su primer pensamiento y el último siempre serían suyos cada día. Chiara Borgoventoso, así le dijeron que se llamaba. No llegó a creerlo nunca. Si al menos hubiera podido verla una vez mas después de aquella vez primera, si al menos hubiera podido decirle que nunca se fuera lejos, si ella pudiera haberle creído, si al menos pudiera oler su perfume, si al menos pudiera ver su sonrisa una vez mas. Con la llegada del verano, cada año veía el vuelo de las cigüeñas. Volaban ligeras para juntarse en la ribera del Mareotis, que vio a Clea y Balthazar en una lejana noche de Durrell. Allí, febril, anciano y exangüe, allí mismo entendió lo rara que es la vida para tejer tan poderosos hilos invisibles entre un dálmata y una cigüeña
Última actualización el Domingo, 25 de Septiembre de 2016 17:16
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